BORDADO SOBRE MUJERES CIENTÍFICAS
Bordar suele ser visto como un quehacer femenino, que aunque pueda ser remunerado, se ejerce en casa, en los pocos tiempos libres que dejen las tareas domésticas. Esta asociación entre el bordado y la mujer es tan antigua, y está tan arraigada como una formación que solía ser básica entre las jovencitas antes de casarse, que muchas mujeres actuales rechazamos. En los colegios femeninos religiosos era usual recibir las clases de costura por parte de una mujer, muchas veces una religiosa. Y se exigía un nivel de concentración y de laboriosidad que podían terminar en hilos desordenados y en trabajos sin terminar. Porque era una exigencia, más no una elección.