Los eclipses que siempre recordaré

Los eclipses que siempre recordaré
La astronomía para disfrutar la infancia
María José Mesa Estévez
Estudiante de novena grado

Mi interés hacia la astronomía nació cuando yo era muy pequeña y acompañaba a mi papá al Planetario de Bogotá, ya que en su grupo dan conferencias sobre temas astronómicos; allí íbamos a las exhibiciones que siempre me llamaban la atención y participaba en actividades como hacer planetas de plastilina y aprender sobre los trajes de los astronautas. Cuando aprendí a leer, recibí varios libros del tema que también me enseñaron mucho; y más tarde comencé a ayudar a mi papá en sus charlas sobre astronomía, leyendo pequeños párrafos, o diciendo algunos detalles o haciendo el resumen de las charlas, lo cual me llamaba mucho la atención, y me ha hecho admirar toda la inspiración de mi padre para divulgar la ciencia a un extenso grupo de personas.

Uno de los momentos más emocionantes de esta ciencia es cuando se tiene la oportunidad de observar un eclipse total de sol, la proyección de la sombra de la Luna, que se interpone entre el Sol y la Tierra. Esto permite que las personas, que se han desplazado a la franja de totalidad, vean este maravilloso acontecimiento. Además de la totalidad, es decir algunos minutos en los que se ve la corona solar rodear la luna, hay varias experiencias que van incluidas al eclipse, como por ejemplo la reducción de la temperatura, el cambio en el comportamiento de los animales y la aparición de estrellas y planetas alrededor de la corona solar. Hay otros fenómenos que son vistos antes y después de la totalidad, como el anillo de diamantes, el rosario de Baily y la secuencia mediante la cual se va ocultando toda la superficie del Sol por la Luna.

La astronomía es una ciencia que me ha enseñado cómo expandir horizontes, viviendo en este, un universo de infinitas posibilidades de las que puedo aprender; tales como, en el eclipse total de Sol en Missouri en 2017, además de poder ver este maravilloso evento, pude conocer muchas más cosas en ese estado, y a lo largo de Estados Unidos también. Para el momento en el que fuimos a ver el eclipse, el país estaba en temporada de huracanes y tormentas, y nos topamos con la tormenta tropical Harvey. En los días anteriores, como una actividad previa para la observación, mi papá, junto con mi familia fuimos a recorrer los posibles sitios para observar el eclipse en St. Joseph y llegamos casi hasta St. Louis. Pero el 21 de agosto, el día del eclipse, Harvey alcanzó todas las ubicaciones que habíamos
considerado y debimos trasladarnos lo más rápido posible a un lugar para que por lo menos, pudiésemos ver la totalidad con claridad. Gracias a que mi papá había planeado muchos puntos de observación desde antes, logramos con ayuda de los amigos, llegar a un pequeño espacio en Columbia, Missouri. Esto es a 291 kilómetros de nuestro punto original. Afortunadamente, logramos observar el eclipse en su totalidad, el anillo de diamantes y la belleza de la oscuridad total por unos largos minutos.

De regreso, vimos en las noticias que todas las personas que fueron a Missouri a acampar para poder ver el eclipse fueron afectadas, ya que sus carpas se inundaron y sus equipos de observación se mojaron. En otra oportunidad, en el eclipse total de Sol de julio 2 de 2019, pude conocer muchos lugares de Chile, como las playas de La Serena, en Coquimbo, las cuales recorrimos en busca de un buen punto para observar el eclipse, esta vez no solamente
logramos ver en su totalidad, sino desde el inicio de la parcialidad hasta su final. También fuimos al hogar del poeta Pablo Neruda, Isla Negra, una casa grande con muchos artículos llamativos; estar ahí me hizo comprender de dónde salía toda su inspiración; y luego iríamos al conocido Observatorio de La Silla, en el cual se encuentran varios telescopios, los cuales quedan a una gran altura, por lo tanto, el viento que llegaba era impresionantemente fuerte.

Recordar estas experiencias me llena de alegría y los viajes me han ilustrado sobre el conjunto de culturas, lugares, comidas y muchas personas que se pueden conocer junto con las aventuras a las que la astronomía nos guía.
También, es muy interesante para mí la Luna, Selene, Chía y otras de sus representaciones mitológicas. Por eso
comencé a leer acerca de ella y hoy, según mi papá, podría hacer una conferencia completa sobre ella, de su origen, un impacto de una asteroide contra la Tierra; de cómo llegó el hombre a la Luna en julio de 1969 con los astronautas Armstrong, Collins y Aldrin y de las muchas otras misiones a nuestro satélite natural, antes y después de 1969.

Algo que todos debemos saber, es que, así como hay eclipses de Sol, también hay eclipses totales de Luna, por ejemplo, el eclipse total de Luna del 20 al 21 de enero de 2019, que observé desde Tabio, Cundinamarca. Al inicio, el punto de observación estaba demasiado nublado y temíamos no poder ver el eclipse, pero, aproximadamente a las 9 de la noche, se despejó por completo, y observamos el fenómeno con mucha claridad. A diferencia de los eclipses de Sol, en los de luna la totalidad dura horas, y es más fácil capturar fotográficamente, por la misma razón del tiempo.
Ahora, sé que la ciencia, tecnología, etc. podrían no ser un destino profesional en mi vida, pero estoy segura de que son campos de los que todos deberíamos conocer, y me han enseñado muchas cosas y, sobre todo, son una forma más integral de ver el universo.

Eclipse de Sol, Chile, 2019